«La mujer representa la salud mental, el hogar intelectual al que la mente ha de regresar después de cada excursión por la extravagancia. Corregir cada aventura y extravagancia con su antídoto de sentido común no es - como parecen pensar muchos - tener la posición de un esclavo. Es estar en la posición de un Aristóteles o de un Spencer, es decir, poseer una moral universal, un sistema completo de pensamiento. Una mujer así tiene que hacer muchos equilibrios para arreglar y resolver casi todo, para adaptarse a lo que haga falta. Y hacer equilibrios… define a las personas de carácter noble, que siempre se ponen del lado del más débil, como el regatista que equilibra un velero al sentarse donde se necesita su peso. Así es la mujer, y su oficio es generoso, peligroso y romántico. Su carga es pesada, pero la humanidad ha pensado que valía la pena echar ese peso sobre las mujeres para mantener el sentido común en el mundo».
G. K. Chesterton
¡Cuánto sufrimos las madres! Yo no sé vosotras pero me considero una madre sufridora, siempre tengo algún motivo para estar preocupada y si no me lo invento ja,ja,ja… ¿No me digáis que no os pasa?
Siempre he pensado que sufría mucho, demasiado… pero después de conocer a tantas madres como he conocido y de hablar con tantas madres como hablo a diario he caído en la cuenta de que hay muchas que estáis peor que yo :) De hecho, por ejemplo mi madre siempre me recrimina (últimamente no tanto, porque ya me ha dejado por un caso imposible) que no sufro por nada. O sea que se puede sufrir más…
Pero sea como sea y por lo menos en mi caso creo que el problema número uno por lo que a veces la vida se nos torna insoportable es porque no nos cuidamos lo suficiente y llega un momento en el que la falta de sueño, de alimentación sana, de aire libre, de ejercicio, de tiempo para nosotras, hace que los quehaceres cotidianos se conviertan en una carga superior a nuestras fuerzas.
Cuando era pequeña me gustaba ir a una librería en la que había estampas con frases bonitas. Lo mío de las citas viene de lejos… Recuerdo que una vez leí una que decía algo así:
«Señor no te pido una carga ligera sino unas espaldas fuertes».
Pues creo que ahí está el quid de la cuestión. La maternidad no es algo fácil. Nunca es sencillo ser madre. Por lo menos madre a tiempo completo, madre que cría a sus hijos, que pasa tiempo con ellos, que los escucha, que los educa. Y para llevar a cabo un trabajo de semejante envergadura es fundamental estar bien físicamente y bien mentalmente.
A veces el exceso de trabajo hace que nos sobrecarguemos, comemos cualquier cosa (deprisa y corriendo), no caminamos, ni tomamos el sol, ni nos relajamos, ni hacemos nada que nos guste (aunque sean diez minutos) y vamos como dice tanta gente: «Como pollo sin cabeza», pero vaya pena ¿no?
Decía San Francisco de Sales que:
«Lo que no se pueda hacer hoy se hará mañana, y lo que no se pueda hacer aquí se hará en el Cielo».
Me encanta esta recomendación. Pienso que muchas veces es esto lo que nos falta, el querer llegar a todo, atender a todo y a todos, el exceso de perfeccionismo y todo ello sin cuidarnos. Y aunque me cansa un poco eso del autocuidado pienso que sin llevarlo al extremo podemos y debemos tener como una prioridad nuestro cuidado personal porque nuestros hijos se merecen madres felices. ¿Para qué queremos «llegar a todo», lo cual tampoco vamos a conseguir nunca, si estamos agotadas, amargadas y malhumoradas?
¿Cuál es el precio que tenemos que pagar por ese hipotético «llegar a todo»?
¿Qué podemos hacer para cuidar nuestra salud?
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