Diario de una madre

18-06-2025 al 21-06-2025

Joaquín Sorolla, 1904. Bebiendo del botijo.

18-06-2025

Llevaba un tiempo en el que cada vez que llegaba el martes o el sábado me costaba un poco arrancar con la escritura. Lo que mi amiga María llama «escribir bajo presión»… ja, ja, ja. Y de repente al estar repasando el último post se me pasó por la cabeza un ligero cambio para estos días de verano y recordé las otras veces que me había puesto a escribir un diario y como me gustaba. Lo pregunté por aquí y me alegré mucho al ver que a la mayoría os apetecía. A todos nos va a venir bien un cambio de aires, creo yo. Fue como una bocanada de aire fresco que necesitaba. Sentía que me estaba secando por dentro, como si las palabras ya no fluyeran y es que escribir dos veces por semana parece que no es mucho (a mí no me lo parecía cuando empecé con la newsletter) pero después si que lo es… Hay días que apetece y otros que no. El problema es que hay cosas que se pueden hacer te apetezcan o no y la diferencia no es grande. Y hay otras cosas que si haces por «obligación» no salen igual que cuando lo has dado todo. Y yo lo noto. Hay veces que al escribir yo misma me emociono y otras veces que sientes que las palabras no tienen vida, que no te hacen vibrar, que no conmueven… En realidad, casi todo lo que hagas en tu día a día cuando carece de pasión, de amor, de entusiasmo deja mucho que desear. Por ejemplo, con la comida, aunque también es verdad que hay veces que lo das todo y la comida te sale fatal o el escrito o lo que sea… Pero por lo general cuando estás inspirada, animada, motivada o un poco de cada, lo bordas…

La cosa es que os agradezco mucho esta oportunidad de escribir durante el verano sin presión, o eso creo ahora que está empezando.

Después de leer a mi hijo pequeño Las aventuras de Tom Sawyer hemos empezado con otro libro que recomendó una mamá de la newsletter. Se trata de Vacaciones en Suecia de Edith Unnerstad. Tiene ese estilo único de los cuentos suecos y de los alrededores. No sé por qué razón cuando empecé a leerlo mi hijo me dijo (lo hace últimamente con todos los cuentos), que no, que no quería que lo leyese, que no le gustaba. Las primeras páginas pasaron sin pena ni gloria y pensé que me había equivocado y que era para niños más pequeños… pero en seguida le vi el brillito en los ojos y el: