San Pedro y San Pablo
«La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la transmisión del fuego».
Esta fiesta fue el sábado, pero por motivos ajenos a mi voluntad no pude escribir nada.
Hay quien cree erróneamente que los católicos adoramos a los santos y eso no es verdad. Nosotros sólo adoramos a Dios, pero los santos son nuestra inspiración o deberían serlo. ¿Por qué? Porque han sido como nosotros, tal cual, no han tenido super poderes, no son super héroes de los que salen en las películas.
Y además hay otro tema. Nosotros creemos en la comunión de los santos, que es algo que también me fascina. ¿Qué es eso? Pues sencillamente que hay una relación entre la iglesia triunfante (los que ya han llegado a la meta y están en el cielo), la iglesia militante (los que estamos por aquí aún peleando) y la iglesia purgante (que son los que aún no han llegado al cielo porque están purificándose, pero algún día llegarán). Y entonces nos podemos ayudar los unos a los otros. Yo no rezo a ningún santo pero sí le puedo pedir que me eche una manita con algún tema porque al fin y al cabo él o ella ya están cerca de Dios. Es como tener amigos influencers pero en el cielo.
Ayer celebrábamos a dos santos inmensos. El primero San Pedro. Pedro fue un discípulo de Jesús, un pescador, un hombre tosco, poco cultivado y un poco bruto. Él conoció a Jesús, vio los milagros que hizo, aprendió del Maestro y cuando llega la prueba le niega y ¡no una sino tres veces! Qué levante la mano el que no se sienta identificado con Pedro cuando llega la persecución y dice respecto a su Amigo y Maestro: No le conozco. Y en cambio ese mismo hombre que duda y que tiene miedo es el elegido por Jesús para que sea la piedra sobre la que va a construir Su iglesia. Una iglesia que lleva más de dos mil años en pie, a pesar de sus errores y miserias y que seguirá en pie hasta el final de los tiempos porque según la promesa de Jesús las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Pedro, el hombre que negó a Jesús, días después fue capaz de dar testimonio de lo que había visto, fundar la primera iglesia y lo que es más impresionante llegó a dar su vida por defender que Jesús había muerto y resucitado. ¿Quién sería capaz de dar su vida por una mentira? Él, todos los discípulos excepto Juan que murió de muerte natural y los miles y miles de mártires a lo largo de la historia desde entonces. Pedro murió crucificado, pero al revés porque no se sentía digno de recibir la misma muerte que su Maestro. Murió bajo el mandato de Nerón.
¿Y San Pablo? La historia de Pablo siempre me ha impresionado porque él perseguía a los cristianos. De hecho, el primer mártir cristiano fue San Esteban y presenciando la lapidación estaba ni más ni menos que Pablo que entonces se llamaba Saulo. La cuestión es que Saulo sufrió una conversión tumbativa. Una conversión tumbativa es algo que ocurre a veces y una persona pasa de no creer a creer así de repente.
«Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Él respondió: ¿Quién eres, Señor? Y él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues».
Este tipo de conversiones se siguen produciendo hoy día. A mi me impresionó especialmente la historia de André Frossard. Un hombre que jamás en su vida se había planteado la existencia de Dios porque en su familia y en su entorno era algo «superado». Lo de Nietzsche de Dios ha muerto, pues eso… Siendo joven había quedado con un amigo y vio como ese chico entraba en cierto sitio. Movido por la simple curiosidad atravesó la puerta, y se encontró en una iglesia con el Santísimo expuesto. No entendía lo que significaba porque nunca había estado dentro de una iglesia católica, no sabía lo que era aquello blanco y redondo expuesto en una custodia. Pero entró, vio, cayó de rodillas y creyó. Salió de allí siendo católico, apostólico y romano (según sus palabras). Os aconsejo leer su testimonio, a mí siempre me ha impactado.
La mayor parte del Nuevo Testamento fue escrita por Pablo, sus palabras convirtieron a judíos y gentiles y continúan inspirando a los cristianos de hoy en día. Pablo murió decapitado al igual que Pedro bajo el mandato de Nerón.
Hace tiempo pensaba que las vidas de los santos eran aburridas, pero después de haber leído muchas os aseguro que son fascinantes, a cada cual más. En casa lo que solemos hacer es leer cada día la vida del santo que toca. Tenemos varios libros de vidas de santos, pero todavía no he encontrado ninguna que me encante. Suelen ser mejores las biografías para adultos que las que están escritas para niños, pero me sirven de guía (a modo de libro de texto). ¡Ah! Hoy es San Pablo, bueno pues leemos las cuatro cosas que ponen en el libro y luego si nos interesa ampliamos.
Los santos, un amigo para cada día. Este es el libro que tengo de siempre y el que más me gusta. Hace unos días le han regalado a mi hijo pequeño el de Compañeros de Jesús del cual había oído que estaba muy bien y en cambio no me está gustando demasiado. Aquí podéis leer un montón de vidas ejemplares en formato cómic (a mi hijo pequeño le encantan).
Y queda pendiente ese listado;)
Gracias Paloma :) me esta encantando leerte y escucharte!
Gracias, me ha gustado mucho 🙏🏻❤️