Si no tengo amor no soy nada...

La familia como escuela de virtudes...

«Las cosas primeras deben ser las mismas fuentes de la vida, el amor, el nacimiento y la infancia, y estas son siempre fuentes resguardadas que fluyen en los tranquilos patios del hogar».

G. K. Chesterton

Llevaba días intentando escribir un post sobre organización en el hogar, pero no terminaba de salir. Entre el homeschooling de los dos pequeños, un hijo que se va mañana a Noruega, los otros que entran y salen, la comida, las lavadoras (aprovechando el sol, que mañana dicen vuelve la lluvia), mi primer té chai (increíble, por cierto), releía el post, escribía, reescribía, borraba, ponía una cita, luego otra, buscaba una imagen… ninguna me convencía.

Paro cinco minutos y leo en un estado de WhatsApp una cita de Santa Teresita:

«Comprendí que, sin el amor, todas las obras son nada, aún las más brillantes».

Me quedo pensando y vuelvo a retocar el post. Es verdad: tanto hablar de eficiencia, organización, tenerlo todo bajo control… y ¿Qué es eso sin amor? Al final, lo que queda es el amor. Decía San Juan de la Cruz algo así como que en el ocaso de la vida seremos juzgados en el amor por el Amor.

Vuelvo a darle una vuelta a la ropa (ya se está nublando) y mi hijo, que se va de viaje, necesita la ropa limpia. ¿Por qué lo dejarán todo para el último momento? Por milésima vez le digo que podría preparar ya la maleta. Los demás hijos van y vienen, termino con el pequeño las matemáticas porque ha venido un amiguito a buscarle, otro té chai (esta vez sin cafeína, que, si no, no pego ojo) y vuelta al post. Brrrrrrr. Se me está atravesando. Estoy de los nervios. Voy a poner en stories que hoy me ha sido imposible publicar… otro día será. Pero mi perfeccionismo y mi querer llegar a todo y mi responsabilidad no me permiten cerrar el ordenador, ponerme a leer un libro y mañana Dios dirá… Nooooo, no puedo hacer eso. Mi compromiso es escribir dos días por semana.

Y entonces me encuentro con un papelito con una cita de Corintios. La misma que elegimos como lectura en nuestra boda. La que eligen casi todos los novios porque es tan bonitaaaaaa y, cuando estás súper enamorada, parece muy sencilla. Pero en el día a día, con los años, ya no es tan fácil. Más bien, es heroico.

«Si no tengo amor, no soy nada… El amor es paciente, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; el amor no es maleducado ni egoísta; el amor no se irrita ni lleva cuentas del mal; el amor no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca».

Vuelta con el amor. ¿Y si paso de la organización y hablo del amor? Porque, al fin y al cabo, lo nuestro va de amar. De amar hasta que duela.

Vamos a ver qué sale…