«Los niños de seis a doce años… piensan con la vista, el sonido, el tacto, el olfato y el gusto, en una palabra, en las cosas. Se les puede sacar de ello a la fuerza con métodos de enseñanza, pero al hacerlo se les priva de la fuerza natural del aprendizaje infantil. Tom Sawyer, en su isla, pasando horas observando insectos o atento a las estrellas fugaces por la noche, está lejos de perder el tiempo. El trabajo de las escuelas es disciplinar, ese aprendizaje, no subvertirlo».
John Senior
Según John Senior las ciencias no deberían impartirse como ciencia abstracta. Él pensaba que los recuerdos y la imaginación debían formarse mediante el contacto con cosas reales: mirando las estrellas y trazando sus movimientos; observando ranas en sus hábitats en lugar de disecar sus cadáveres en un aula.
«La ciencia popular, que difunde el hábito del análisis fuera del laboratorio, confunde el sentido común. Los chicos tienen que empezar con las apariencias de las cosas, sin telescopios, microscopios y disecciones, sino con las cosas enteras tal y como son para nosotros en la vida ordinaria».
«Para el estudio de la naturaleza las clases se imparten al aire libre a partir de manuales… de aves, rocas, plantas y árboles. Nada de sobrecargar los cerebros con ciencia, solo los hechos tal y como los conocen los sentidos y las emociones. Este primer contacto con la naturaleza es indispensable para un correcto crecimiento psicológico del conocimiento y es la única base para los estudios superiores en la universidad. El estudiante de primer grado aprenderá por su nombre cada hierba, arbusto, árbol y vegetal y verá como se nutren y se reproducen. El estudio de la naturaleza incluye hacer bocetos y escribir composiciones sobre lo que se ve».
John Senior
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