¿Y ahora qué hago?
Apuntes sueltos sobre el año sabático después del homeschooling
«La verdadera riqueza del hombre consiste en el ocio, en la contemplación.»
Josef Pieper
Cuando mi hijo mayor terminó el High School (que equivale al bachillerato español), yo no tenía ni idea de qué hacer con el «niño». Fue justo en un momento en el que el tema de las homologaciones se había complicado, porque hasta entonces se habían estado homologando todos los títulos, pero ya no era tan sencillo. Eso contribuyó a que me confiase y no pensase en un plan B.
Cuando estás dentro del sistema, todo es fácil: haces lo que hace todo el mundo y punto. Pero cuando vas por libre, y encima en un país donde el homeschooling no está reconocido legalmente, la cosa se complica un poco más.
El caso es que, en ese momento, me agobié muchísimo por no haber previsto cómo orientar a mi hijo cuando terminase su educación en casa. Y él también estaba bastante desconcertado:
—¿Y ahora qué hago? —me decía.
Veía a todos sus amigos preparando la selectividad, y claro, a esa edad quieres hacer lo que hacen los demás. Él tampoco tenía nada claro qué quería estudiar, o sea que se nos juntó todo.
Yo, cuando me agobio, no razono. Soy de las que se pone en modo histérica, ja, ja, ja... Vamos, que ante una catástrofe no sería de las que mantienen la calma. Me dediqué a llamar, buscar, leer, preguntar… y en una de esas, hablando con un amigo de mis hijos (que era super jovencito), me dijo algo que me hizo reflexionar:
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